Hace un año, José Gabriel Benítez, estudiante de la FADA-UNA, fue aceptado con una beca completa para el EMMIE (Erasmus Mundus Master in Impact Entrepreneurship), un programa de 18 meses con movilidad en Croacia, Lituania y Bélgica, financiado por la Unión Europea.
Actualmente, cursa su segundo semestre en ISM University of Management and Economics en Vilnius, Lituania, donde entendió que la sostenibilidad tiene una línea de pensamiento no-lineal. Así como un producto o modelo de negocio puede re-materializarse, también uno mismo puede hacerlo con su trayectoria.
Antes de ser aceptado, acumuló varios rechazos en distintos programas de becas, pero cada «no» fue una oportunidad para mejorar. Reciclando ensayos, reformulando ideas y conociéndose mejor, aprendió a comunicar su verdadera esencia, hasta lograr su lugar en Erasmus.
Para él, las becas son más que formación académica; son un espacio para redescubrirse y reconectarse con sus raíces.
«Al vivir afuera, descubrí una claridad sobre mí mismo que antes no tenía. En mi país, estaba rodeado de personas con valores y comportamientos similares, sin cuestionarme si eran realmente míos o solo el reflejo de mi entorno. En cambio, al salir, me expuse a nuevas normas y perspectivas, lo que me llevó a reflexionar sobre mis valores y creencias, fortaleciéndolos en el proceso.»
Ser de un país en desarrollo es una oportunidad, no una limitación. Si tenés el privilegio de estudiar o trabajar en el extranjero, usalo para ser la voz de tu comunidad y un verdadero representante de tu país, al mismo tiempo que te convertís en un ciudadano del mundo.
Hoy, Gabriel ha encontrado su propósito: ser un narrador de historias locales, un puente entre los desafíos ambientales de su comunidad y las iniciativas globales. Su enfoque está en crear proyectos sociales adaptados a cada contexto y fomentar un desarrollo liderado localmente, enraizado en las condiciones únicas de su entorno.